No es cuestión de minutos, horas o días, es cuestión de semanas enteras sin ganas de respirar, de caminar para ir a la Universidad.
Alguna vez escuche que es a los jóvenes a quienes les abunda el ímpetu y las ganas de todo; así era yo; pero, de un momento para otro, ya nada me anima, de repente nada me interesa, es como si mi cuerpo me gritara que ya no puede más y necesita descansar de la mala alimentación, de la falta y el exceso de ejercicio, del trasnocho, de los malos hábitos.
Simples manifestaciones con mis demonios internos.
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