sábado, 3 de marzo de 2018

La casa tomada



Las primeras dos o tres veces que leí este cuento, no creí que fuera a llegar a lo mismo, creía no haberlo comprendido, me negaba a aceptar que tuviera un final tan “a la imaginación” todavía sigo pensando que frases como “los ruidos se oían más fuerte, pero siempre sordos, a espaldas nuestras” tienen que ser la clave para deducir el final acertadamente. “no fuese que a algún pobre diablo se le ocurriese robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”, si la casa no estaba robada entonces, ¿quiénes eran los intrusos? ¿los primos que luego la reclamarían? Pero, y si eran los primos, ¿por qué tratarlos como intrusos? ¿Quiénes invadieron la casa? ¿Por qué se fueron de esa manera? O, ¿Quiénes eran ellos? ¿fantasmas? y por eso: “los ruidos se oían más fuerte, pero siempre sordos, a espaldas nuestras”. Me quedan muchas cosas en el aire respecto a esa peculiar cuenta que empieza relatando cosas simples de una vida cotidiana, de la vida de cualquier persona.
Algo que me gusto del texto, además de la confusión que me genera, es el hecho de que el personaje narrador, que esta en primera persona, nunca delata su nombre, no habla de si y el mismo lo dice, no delata su identidad.

Palabras aprendidas:
Cancel, naftalina, alcanfor, pulóver, gobelinos, mayólica, consola, macramé, enebro, hesperidina, filatélico, ovillos.

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