Las primeras dos o tres veces que leí este
cuento, no creí que fuera a llegar a lo mismo, creía no haberlo comprendido, me
negaba a aceptar que tuviera un final tan “a la imaginación” todavía sigo
pensando que frases como “los ruidos se oían más fuerte, pero siempre sordos, a
espaldas nuestras” tienen que ser la clave para deducir el final acertadamente.
“no fuese que a algún pobre diablo se le ocurriese robar y se metiera en la
casa, a esa hora y con la casa tomada”, si la casa no estaba robada entonces, ¿quiénes
eran los intrusos? ¿los primos que luego la reclamarían? Pero, y si eran los
primos, ¿por qué tratarlos como intrusos? ¿Quiénes invadieron la casa? ¿Por qué
se fueron de esa manera? O, ¿Quiénes eran ellos? ¿fantasmas? y por eso: “los
ruidos se oían más fuerte, pero siempre sordos, a espaldas nuestras”. Me quedan
muchas cosas en el aire respecto a esa peculiar cuenta que empieza relatando
cosas simples de una vida cotidiana, de la vida de cualquier persona.
Algo que me gusto del texto, además de la confusión que me genera, es el hecho de que el personaje narrador, que esta en primera persona, nunca delata su nombre, no habla de si y el mismo lo dice, no delata su identidad.
Palabras aprendidas:
Cancel, naftalina, alcanfor, pulóver, gobelinos,
mayólica, consola, macramé, enebro, hesperidina, filatélico, ovillos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario