El silencio
no existe y odio el sonido del tiempo, el tic tac de las manecillas del reloj,
el resonar de las campanas de la iglesia, el timbre en los colegios que anuncia
el descanso, la alarma del reloj, el timbre de la puerta, el resonar del teléfono y todo lo que tenga que ver con el tiempo, el tiempo y yo tenemos
un conflicto serio; jamás uso reloj.
Pensar en
el sonido del silencio me tranquiliza un poco más; atordece como cualquier otro cuando se contempla en un
lazo largo de tiempo, pero me tranquiliza.
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