miércoles, 21 de marzo de 2018

Experiencias que llenan y desnudan el alma


Corazón de lator



Realmente había escuchado hablar mucho de este texto, pero, nunca le había sacado el tiempo necesario para leerlo; ahora que ya lo leí, entiendo por qué todo el mundo habla de él, realmente es una historia muy entretenida que finalmente plantea asuntos como la locura, desde el principio hasta el final y que, creo que la misma pregunta inicial, llega uno a hacérsela al final, ¿realmente estaba loco? O, ¿cómo explicar su comportamiento con otra cosa distinta a la locura? Además, de muchos asuntos como lo son el homicidio, la obsesión con algo o de algo propio de alguien.
Me gustó mucho.

Otro día malo

No es cuestión de minutos, horas o días, es cuestión de semanas enteras sin ganas de respirar, de caminar para ir a la Universidad.
Alguna vez escuche que es a los jóvenes a quienes les abunda el ímpetu y las ganas de todo; así era yo; pero, de un momento para otro, ya nada me anima,  de repente nada me interesa, es como si mi cuerpo me gritara que ya no puede más y necesita descansar de la mala alimentación, de la falta y el exceso de ejercicio, del trasnocho, de los malos hábitos. 

Simples manifestaciones con mis demonios internos.

Un día de no repetir


Me siento más que enferma, me siento completamente desanimada, me duele todo el cuerpo, me siento sin energía, y para mí, la energía lo es todo, lo significa y representa TODO; no tengo ganas ni de existir, ni de ser, ni mucho menos de estudiar, soy un completo ente que lo único que hace es hablar de lo que siente. Solo quiero llegar a mi casa, salir de la Universidad, llegar, acostarme y no volverme a levantar NUNCA.

Siento tantas ganas de llorar, ¿qué me pasa? Yo no lo sé, busco y busco una respuesta, pero para variar, no lo sé, esa es la respuesta, no lo sé. Nada me gusta, todo me aburre, me miro al espejo y odio lo que veo. La adolescencia parece que apenas me está empezando, cuando se supone que ya debería de estar pasando, a los 18.
Tampoco sé si sean las hormonas, el cerebro o el corazón; solo sé, insisto en mi deseo de dejar de existir.
Y es que existir, el simple y sencillo hecho de existir me parece complicado, me aburro y me estresa.

Hoy, de esos días en los que no quieres pensar, no piensas, solo respiras y eso que con dificultad; la energía se pierde y desvanece.

Me odio.
Pdta. ¡solo se odia lo querido!


lunes, 19 de marzo de 2018

Recortes de pensamiento


Hay infinitas luces en el cielo oscuro
mientras mi corazón se esfuerza por romper ese gran muro,
es aquella distancia que nos mantiene separados
pero, es la misma fuerza y voluntad
que nos mantiene enamorados.


No sabes cuánto deseo estar cada día a tú lado
mantener mi mano junto a la tuya
y permanecer a ti aferrada
correr bajo el sol y mirar el atardecer
cerrar mis ojos y junto a ti, a mis sueños volver a creer.


Chico eres único y no existe ninguna razón
para acabar con lo que siento
y romper tu corazón
le canto a luna, le canto a las estrellas
le grito al infinito y al mundo,
que tú eres el más bello.

Trozos de amor


Hey chico, no puedo sacarte de mi mente
es que pensar en ti, es un acto inconsciente
te llevo en la línea de cada uno de mis días
y eres indispensable para darle color a mi vida.


Quisiera tenerte esta noche y tan solo tu corazón sentir
Llegar a la luna y junto a las estrellas tú nombre escribir
chico eres como la nube que me da sombra bajo el calor
como la gota de agua que esparce sobre mi piel el color.


Un antídoto a tu dulzura, no quiero encontrar
mucho menos un fin a este camino poderle dar
quiero tener tus ojos y tus labios también
quiero sentirme aferrada a ti y así poder estar bien.


Estoy lista para encaminar mi vida hacia mis sueños
encontrar la chispa para encender cada uno de mis leños
eres tú acaso, la llave para abrir la puerta de mi amor
o quizás la dueña de mis besos, caricias y hasta de mi olor.



Mi canción favorita me recuerda siempre a ti
eres mi chico favorito, el mundo y el universo para mí
mi pasado, mi presente y mi futuro
mi compañía, un chico majestuoso.










Una historia

Hola ¿cómo estás? pronuncie al su belleza yo observar
mientras mis ojos y mi mundo al rededor de él empezaba a girar
era mi corazón o era los segundos
quien me acerco al chico más bello de mi mundo.


Le pregunte su nombre y al escuchar perdí mi valentía
cuando mi mundo se caía al saber su nombre, 
era loco, era chico y hermoso
era él, mi vecino.


Le pregunte a su amiga que cómo era su vida,
que sí tenía alguna chica o quizás su corazón alguien aún no conocía
cerré mis ojos mientras esperaba una respuesta
mientras ella contestaba, alguien a mi corazón ya tocaba la puerta.


Salimos un par de noches, y con sus ojos me enamoré
mientras mi alma a mi corazón decía, a un ángel encontré
ahora corría sin rumbo fijo, pero dirigido al amor
mientras en una noche fría, él me brindaba su calor.


Pasaba el tiempo, y le pregunte que sí podría ser mi chico,
le expliqué toda mi vida, no sé si era una señal del cielo 
o una simple coincidencia, pero, con solo sonreír
él invadió por completo mi conciencia.


Pasaron los días, pasaron en un segundo
mientras esperaba que él, se adueñara de mi mundo
eran sus manos, era su suavidad
quienes me brindaron amor y también tranquilidad.


24 de diciembre, ha llegado una respuesta
nunca había escuchado está frase de manera más atenta
era un sí que abría las puertas hacia una nueva historia
que haría parte de mi vida y se quedaría por siempre en mi memoria.


Era todo lo que quería, no necesitaba nada más
solo sabía que mi corazón llegaría a donde tú estás
31 de diciembre, una noche agitada que podría acabar
que quería entrar a su vida y por primera vez sus besos probar.


He partido por primera vez,
aunque no te tenga a mi lado,
mi corazón siempre estará, donde tú estés,
te siento a mi lado y no te quiero soltar,
de tu corazón estoy aferrado y no te quiero olvidar.


Cada segundo pasaba hasta que se cumplía un mes
no podría explicar lo que sentía, en mi vida, era la primera vez
te quería a mi lado y sentir juntos el calor de un sol ardiente en el cielo
y de tus brazos fundidos en mí con tu amor.


Los meses pasaban y para mí, era lo peor
la distancia era tu olvido, y cada kilómetro mi temor
era tu voz, mi esperanza y tu besos era mi cura
pero sabía que el tiempo era corto y que cada partida,
era para ambos dura.


Ahora estoy aquí, con mis brazos abiertos a tu amor
no existe distancias, no existen mentiras
y tampoco el temor
yo sé que te tengo y que tú a mí también
y que te sentiré con toda mi alma
aunque tus brazos aquí, no estén.


Cenizas de mí







Quizás no sabes todo lo que para mí significas
ni lo que tenerte lejos de mí, a mi corazón implica
acaso necesito del aire para respirar y vivir
pero, estoy seguro de que sin ti mi amor, no podría existir.


Eres todo lo que necesito y no lo puedo negar
eres mi mundo, mi universo, mi sueño estelar
he perdido el control, pero, haré todo por recuperar,
tu amor, tu amistad, tu ternura y junto a ti, poder estar.


No necesito a nadie más para mis sueños cumplir
solo de tus besos y de tu compañía a donde mi corazón pueda ir
extraño tu cuerpo, tus besos y tu olor
pero, siento tu alma y también todo tu amor.


Tu simplicidad también hace parte de tu amor
al igual que las gotas de lluvia, la tormenta y su esplendor
esta noche te entrego mis palabras y mis promesas
y en tus manos, mi corazón con las frases de amor más extensas.


quiero estar contigo
cambia por favor.

Déjame


Un poco más rápido que el sonido
lograste crear en mi algo que no había jamás sentido
Ahora necesito que de tu vida me des un segundo
y te mostrare la razón por la cual hago parte de este mundo.

cautivame con tus sonrisas y palabras
que yo con mis actos haré que las puertas de tu vida abras
déjame mostrarte el verdadero sabor de la dulzura
y déjame conocer la verdadera luz de tu hermosura.

su sonrisa hace que mis latidos, vayan un poco más deprisa.

La familia


La familia es como la música, algunas notas altas, otras bajas, pero siempre, es una hermosa canción. (Internet)



Un recuerdo inocente

A veces, ser niña y estar un poco informada no resulta ser una buena idea. Salía de darme una ducha y mientras me secaba con una toalla bastante colorida y pintoresca, justo cuando está pasándola por mis senos, empecé a sentir como me dolían con un movimiento tan suave como lo es pasar una toalla, entonces, la deje a un lado, me acerque a un espejo enorme que había en mi cuarto, me mire y palpe con atención, tenía unas pequeñas bolas. Mi corazón latía con muchísima fuerza, no paraba de llorar llamando a mi mamá, hasta que llegó y le dije entre lágrimas y miedo; tengo cáncer. Mi mamá no sabía qué hacer ni qué decir, estaba desconcertada con lo que había escuchado así que, lo único que podía preguntar era, ¿Por qué dices eso? ¿acaso sientes algo?, le mostré y le explique con mucha concentración; mi mama soltó una carcajada enorme, como nunca antes la había escuchado reírse; me abrazo, me acaricio la cara y me dijo: “Valen, mi amor, estás creciendo, te están, creciendo, así que siéntete feliz”. Ya a mis dieciocho, solo me pregunto, ¿y ahora, ¿qué tengo? ¿Por qué no me siguen creciendo?

Sin sentido

Irónico el momento en el que descubres que lo que te da vida también te mata.

Secreto es Secreto

El secreto reside, en mantenerlo secreto.

Un ADIÓS distinto al que pensé


El frio era más intenso ahí que en cualquier otro lugar que solía visitar.
Proliferación excesiva de leucocitos en la sangre y medula ósea dijo, el Dr. Ella, respondió ¿qué? ¿A caso es leucemia?  Sí, sufre usted de leucemia en etapa terminal.
De repente el frio intenso del consultorio, ya no se queda solo ahí, paso a tocar profundamente cada fibra de ella, haciéndola estremecer, sensación que por primera vez tenía, extraña, se sentía, como usualmente pasa con todo lo desconocido.
Sin tan siquiera saberlo estaba tan pálida como el cielo de esa tarde, sus lágrimas caían a lo largo de todo su rostro, así como las gotas de lluvia mojaban el pavimento. Tic Tac sonaban las manecillas del reloj marcando las 2:00 p.m. se tenía que ir, ¿A dónde? No lo sabía, pero ya el Dr. Continuaría diagnosticando más vidas perdidas.
Su vida estaba perdida, al menos eso era lo que creía, el vacío más grande, de arrepentimiento hacia la vida por no haberla vivido como una vez había querido.
Fue un día de esos en lo que el universo conspira contra ti, todo estaba gris, se confundían sus lágrimas con la lluvia, su dolor con la necesidad de seguir amando y sintiéndose amada.
Era una de sus últimas tardes, no era una tarde cualquiera, no podía serlo, aunque lo quisiera.
Tic tac nuevamente el reloj le recordaba una cita; una cita especial teniendo en cuenta que no todo lo especial se puede asociar con las cosas buenas, era con su amor de toda una vida, era una cita conmigo.
Yo estaba ansioso esperándola en el lugar menos indicado para ella, tal vez, pero para mí, representaba el lugar donde hacía poco más de un año la había dejado de amar.
Los nervios me hacían revisar el celular una y otra vez, estaba intentando ordenar mis ideas para dar una buena despedida, un buen adiós.
A través de los ventanales de vidrio del lugar donde la fui a esperar, la pude ver llegar, tenía su mismo abrigo rojo, que había prometido regalar y que seguía sacando del armario, año tras año. Ella hacia lo mismo con todas las cosas y eso fue lo que me cautivo cuando la conocí, cuando nos conocimos. Las mismas ropas usadas una y otra vez. Filas de lápices de labios que nunca usaba; esa canción que ella tatareaba mientras cocinaba, era parte de la vida que se había vuelto extraña para mí y que justo ahora pensaba abandonar entre el plato principal y el postre.
Llego reluciente, se veía feliz, y mientras tanto yo solo pensaba en que la iba a dejar.
En cuestión de segundos, agarro una copa de vino que cómodamente me estaba tomando para tranquilizarme, la bebió toda como si fuese la última que quedara en el mundo. Y salto en un llanto repentino. Yo, solo pensé “ya lo sabe, sabe que todo este tiempo he estado con María Cristina, sabe que hoy es nuestra despedida”; yo, algo desconcertado solo la observaba intentado tranquilizarla para que al menos pudiera hablar, ella mientras tanto solo buscaba algo en su bolso.
Cuando lo encontró, me lo entrego; lee, me dijo; era un papel lleno de terminología médica que a duras penas entendí. De mi mente se borró todo lo que pensaba decirle, ya solo importaba lo que estaba pasando en ese justo momento, mi subconsciente repetía una y otra vez “leucemia en etapa terminal”, “leucemia en etapa terminal”; me sentí tan mal, siempre la veía bien, siendo ella, sin quejarse, bueno, nunca la escuchaba realmente cuando se quejaba, nunca estuve para ella. Solo tenía tiempo para la mujer apasionada que había pasado a ocupar mi centro desde hacía un año y medio. María Cristina.
Salía con ella casi todas las noches, era tan hermosa, tan jovial, tan divertida, tan auténtica, tan apasionada, tan ella; me tenía engatusado, pero hoy, todo eso cambiaría.
Intente reaccionar después de todo de la mejor manera posible, me levante y la abrace fuerte, tan fuerte como cuando nos estábamos conociendo, quería que sintiera que no estaba sola, que me tenía, y que sin importar a quien tuviera que sacrificar, estaría con ella, hasta el final.
Acaricie su cara, lavada en lágrimas, le dije que todo estaría bien y nos fuimos a casa.
En cuanto pude, llamé a María Cristina, no quería hacerle daño, así que, fui sincero y le conté lo que estaba sucediendo. Como esperaba, no lo entendió.
Me dediqué a hacer que ella pasara sus últimos días feliz, la quise complacer en todo, empecé a hacer planes que odiaba y no me gustaban solo por ella, movimos cosas de la casa de un lado a otro, fuimos a cine a ver sus películas favoritas, le leí los libros que más le gustaban… todo era diferente, hasta lo más insignificante había cobrado un sentido distinto, ¿quizás por ser la última vez?, no lo sé. Solo sé que me veía realmente enamorado. La abrazaba y la besaba como si nunca hubiese dejado de amarla.
Y otra vez el tic tac del reloj, marcando las 5:00 p.m. pero esta vez, la hora no era para ella, era para mí; desde esa última mirada, desde esa última caricia, desde esa última sonrisa yo, Sergio, he estado en un coma emocional del que aún no he podido despertar; no era un simple ADIÓS, se llevó parte de mí, no es un “te amo, pero soy feliz sin ti”.
En mi intento por volver a SER, escribo estas líneas en un papel, y mientras tanto, escucho a Daniel Santos.

   Estoy muy triste,
Tengo una pena,
Me está matando
La cruel condena
De no besarte,
De no tenerte
Entre mis brazos,
Qué cruel condena…
Qué cruel condena
Ver tu retrato
En el cuartito
Donde mis manos te acariciaron…


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Tomada de: película; Paris,jet aime


domingo, 18 de marzo de 2018

Equilibrio


Es un estúpido adolescente que sufre todos los días de ansiedad por la comida, una enfermedad hoy en día, cuenta las calorías para ir al otro día y “quemarlas” al gimnasio en una anticuada y aburrida caminadora -según dice- o simplemente prefiere no ir a ningún lado donde le puedan ofrecer comida para ese día y no come nada, o bueno, casi nada, una fruta o un café, a veces los dos, pero nada más. No busca el equilibrio realmente, es demasiado para él; un tipo que no conoce sino de excesos. Un tipo sin equilibrio, que se cae fácilmente del slac y no precisamente porque no sepa lo importante que es sino porque ni siquiera lo intenta, solo se queja una y otra vez de su mismo problema, pero cuando Dios lo pone a prueba siempre hace lo mismo, siempre responde de la misma manera.
Hace parte de ese cumulo de personas que cometen los mismos errores una y otra y otra vez; como si necesitaran otra vida, volver a nacer para poder cambiar y dejar de repetir lo mismo una y otra y otra y otra vez.

domingo, 11 de marzo de 2018

No vomites

ESTUDIAR: vomitar información enciclopédica.
DEFINIRSE: vomitar información de sí
DEFINIR: vomitar información de otro.
Es una verdadera enfermedad

.

¡EXTRAÑARTE HASTA EL HUESO!

Sin sabor


El mundo es tan grande como lo podamos imaginar y tan pequeño como lo podemos palpar, está lleno de seres humanos buenos, malos y con la combinación, con el sin sabor.
Ese sin sabor entre el verano y el invierno
Entre lo blanco y lo negro
Lo bueno y lo malo
El día y la noche
El estar y no estar
Ese sin sabor de la alegría de estar sin ti y la nostalgia de no tenerte.



El tiempo y yo


El silencio no existe y odio el sonido del tiempo, el tic tac de las manecillas del reloj, el resonar de las campanas de la iglesia, el timbre en los colegios que anuncia el descanso, la alarma del reloj, el timbre de la puerta, el resonar del teléfono y todo lo que tenga que ver con el tiempo, el tiempo y yo tenemos un conflicto serio; jamás uso reloj.

Pensar en el sonido del silencio me tranquiliza un poco más; atordece como cualquier otro cuando se contempla en un lazo largo de tiempo, pero me tranquiliza.



Ataque


Siento que mi vida está en un completo descontrol, ACCIONAL e inevitablemente también emocional, la rumba, las drogas, los hombres y en especial un par de amigas; hacen que exista un conflicto fuerte dentro de mí, con lo que quiero hacer en el momento y lo que quiero hacer para la vida, la falta de tiempo me tiene estresada, no entiendo como ELLOS estudian carreras tan pesadas y complejas como Ingeniería química, administrativa… sabrá Dios cuántas cosas más; Yo, por el contrario estudio una pinche carrera donde casi lo único que hay que hacer es LEER, LEER y LEER; son ejercicios realmente sencillos, pero, que, yo me ahogo en un vaso de agua y sé que tengo que cambiar eso y es AHORA; mis semanas deben de ser demasiado productivas y mis horas de estudio de igual manera porque así no estaré preocupada TODO el fin de semana por todas y cada una de las cosas que debo hacer y no he hecho y no me dejan disfrutar la vida como tal, las salidas y el compartir con los demás. La Universidad siento que me cansa demasiado no sé, no entiendo realmente por qué, solo sé que me la paso con muchísimo sueño y cansancio en todo el cuerpo y tengo una concentración tan pelle como la que tengo en este momento. Haré todo lo que este a mi alcance realmente para que en la semana yo pueda estudiar, concentrarme. ESTE ES MI OBJETIVO DE LA SEMANA

Un respiro


Manejar las hormonas no es algo fácil ni sencillo para nadie ni tampoco es solo un mal femenino, todos estamos expuestos a ellas, a los cambios bipolares que de repente se pueden dar y que en suma no hay como evitar.

No soportar el olor del otro, el sonido de su respiración, el ruido del tiempo, del reloj, de la música, la bulla de las personas en las calles, en las casas, en todos los lugares, las preguntas estúpidas y de tan predecible respuesta.



De amigas


Hoy estuve hablando con un par de amigas acerca de cómo nos gustaría que fuese el hombre de nuestras vidas, el papá de nuestros hijos si es posible; Zalome, sí, esta Salomé es con Z, así tiene incluso su cédula, aunque parezca horriblemente único, como ella, creo; sueña con un hombre guapísimo aunque no entro en detalles específicos, con mucho dinero, muy generoso especialmente con ella, con muchos amigos, que haga parche en cualquier lado, no necesariamente con ella -que sea independiente en ese sentido- y que la ame perdidamente solo a ella. Melissa por su parte, también anhela un hombre súper atractivo físicamente tipo Brad Pitt o incluso Justin Bieber, que sea un loco depravado en la cama, que le haga el amor cada mañana y no cada noche; y eventualmente que la ame solo a ella. Cuando terminaron la descripción del hombre de sus sueños, ya era las 11:56 a.m. y teníamos clase Zalo y yo entonces nos tuvimos que ir y claramente no tuve oportunidad de expresar mi delirio. Sin embargo, cuando íbamos caminando, me quede pensando en el tema y entre tanto, me preguntaba, ¿qué defectos quisiera que tuviera? Quererlo perfecto además de ser imposible resulta realmente aburrido, tengo que tener algo porque molestarlo y tiene que haber alguna razón por la que peleemos algún día, muchos días; ¿sería la pecueca y el mal aliento lo único capaz de aguantar?

Para mi papá


Un grito sin heridas
Un grito de enseñanza

Mis ojos observaban el estridente ruido del pasar del tiempo, se sentía la rotación y el girar de la tierra, ya era casi la noche pero aún podía sentir como el calor del sol traspasaba la ventana hasta llegar a mí, estaba acostada, leía frases de un libro del que no recuerdo su nombre, ni su autor, ni su contenido, claro, solo sé que estaba lleno de frases de superación personas y cosas así, aburridas para mí, pero, importantes para mi papá.
De repente una de esas frases tuvo el poder y la trascendencia suficiente como para romper una barrera tan importante entre el ser más amado de mi vida y yo; no sé en qué momento, cómo, empezamos a hablar de su vida, de su infancia, de su padre, mi abuelo.
Nunca creí que esa conversación fuese a ser recordada por mí, tanto tiempo después,  casi como el mayor aprendizaje de mi vida.
Mi papá se murió cuando tenía mi edad, yo era el mayor y tan solo tenía 12 años, todo fue tan difícil, mis hermanos todos estaban muy pequeños y mi mamá era tan joven, tan jovencita parecía, para hacerse cargo de semejante responsabilidad, me dijo mi papá. Jamás hablaba de su infancia ni de su vida pasada, para él, su vida era solo el ahora, tal vez, no lo sé.
Lo poquito que yo conocida de su vida de pequeño era por lo que nos contaba uno de mis tíos, uno de sus hermanos, y aunque suene chistoso, el más pequeño, el que menos sabía de la historia antes de morirse el abuelo, su papá.
Creo que nunca me había sentido tan mal agradecida con la vida, con quien era y con lo que tenía hasta ese día en que mi papá me hizo reconocer a través de su experiencia cuánto tenía que agradecer al universo por tener una mamá, unas hermanas, un hogar, una casa, por tenerlo a él.
Yo, por mi parte no pude contenerme las ganas de llorar, pero lo hacía tan disimulado que creía que mi papá no se estaba dando cuenta, aunque sabía que a él le parecería extraña la ausencia de mis respuestas y sobre todo de mis preguntas -no era capaz de hablar-  de todas maneras, tiempo después escuche una conversación entre mi mamá y mi papá; él le contaba mi melancolía al escucharle, yo solo me avergoncé, pero, también me preguntaba, ¿cómo no reaccionar así? si nunca antes lo había hecho.
Ese día comprendí lo que tenía a mí alrededor, un tesoro con un gran valor.  Mi papá.


Una Tarde




Los ojos negros de todos seguían las curvas de su cintura de avispa, sus caderas de movían de un lado para otro, con rapidez, ligereza y elegancia; a simple vista se podía ver como sus nalgas eran flácidas y, que, si no fuera porque llevaba una falda negra, larga, muy larga, su celulitis se vería  con nitidez; su ombligo es como los que me gustan, ni muy profundo ni muy salido, justo como el mío; no era gorda, pero la falda le llagaba hasta el punto justo antes del ombligo, haciéndole una curvatura en el abdomen que daba la impresión de que tenía dos meses de embarazo o en su defecto una muy mala digestión; naturalmente tenía unos tenis, los típicos tenis que tiene las universitarias o las jovencitas “normales” unos Adidas Super Start, lo más común y normal para mi gusto, pero eran sus TENIS. Su morral universitario le llegaba hasta las nalgas de manera que con cada paso era inevitable ver como el bolso se levantaba y genera un ruido similar a sus pisadas.
Ella sentía como los ojos negros de todos los tenderos, peluqueros, comerciantes y albañiles solo se movían en dirección hacia ella, ¿mirándola, observándola, morboseandola, admirándola?, no lo sabía, ella únicamente podía percibir el movimiento de todos sus ojos frente a los suyos, con disimulo incluso se percataba de como retorcían sus cabezas para no perderla de vista, por lo menos, no tan rápido.
Su cabello no era ni muy largo ni muy corto, lo suficiente para que el viento que soplaba a su favor lo elevara para atrás, refrescando su juvenil, pero cicatrizado rostro –lleno de huellas adolescentes- era de color rubio, un rubio teñido, muy lacio probablemente por algún procedimiento; la queratina, el chocoliss, la plancha o sencillamente, así era.
No estaba modelando, solo estaba caminando por las calles de siempre, pero, como nunca. Quizás era solo un día más, un día rutinario, un día común y corriente, sin nada de extraordinario, todo trascurría, fluía como siempre y como nunca al mismo tiempo.
Todo era igual, se veía igual; las mismas calles, las mismas putas paradas en las esquinas y los mismos viejos de ojos negros.
Dio vuelta en la esquina hacia la derecha, ahora los ojos negros de todos tendrían que distraerse o entretenerse con otra cintura. Se esfumo con el viento a su paso, dejando un soplo de vida en todos aquellos ojos negros.

sábado, 3 de marzo de 2018

La casa tomada



Las primeras dos o tres veces que leí este cuento, no creí que fuera a llegar a lo mismo, creía no haberlo comprendido, me negaba a aceptar que tuviera un final tan “a la imaginación” todavía sigo pensando que frases como “los ruidos se oían más fuerte, pero siempre sordos, a espaldas nuestras” tienen que ser la clave para deducir el final acertadamente. “no fuese que a algún pobre diablo se le ocurriese robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”, si la casa no estaba robada entonces, ¿quiénes eran los intrusos? ¿los primos que luego la reclamarían? Pero, y si eran los primos, ¿por qué tratarlos como intrusos? ¿Quiénes invadieron la casa? ¿Por qué se fueron de esa manera? O, ¿Quiénes eran ellos? ¿fantasmas? y por eso: “los ruidos se oían más fuerte, pero siempre sordos, a espaldas nuestras”. Me quedan muchas cosas en el aire respecto a esa peculiar cuenta que empieza relatando cosas simples de una vida cotidiana, de la vida de cualquier persona.
Algo que me gusto del texto, además de la confusión que me genera, es el hecho de que el personaje narrador, que esta en primera persona, nunca delata su nombre, no habla de si y el mismo lo dice, no delata su identidad.

Palabras aprendidas:
Cancel, naftalina, alcanfor, pulóver, gobelinos, mayólica, consola, macramé, enebro, hesperidina, filatélico, ovillos.

viernes, 2 de marzo de 2018

Una mesa es una mesa


Una mesa es una mesa es un texto encantador que evidencia la importancia de la concepción que tenemos de muchas cosas,de cómo hemos llegado a crear unas convenciones tan importantes dentro del lenguaje, como hemos construido toda una compleja red de conceptos, significados y términos de manera arbitraria pero que puestas en común indiscutiblemente son una herramienta fundamental para que haya una efectiva comunicación.  

Es interesante lo que hace "el viejo" porque es hacer un cambio total a lo ya establecido, es ir en contra del código común; de la comunicación, entendiéndola como, la acción de poner en común, él rompió ese acuerdo y ese pacto con los demás, con la sociedad, la comunidad, creó su propio código pero no lo compartió, no lo puso en común con nadie y tal vez ese fue el error y por eso el "castigo" fue no poder volver a hablar, ya nadie le entendía, nadie compartía su código 

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                                     Foto tomada de internet



EL hombre muerto 

El cuento del dramaturgo uruguayo Horacio Quiroga, el hombre muertorelata de una manera muy especial la muerte peculiar y al mismo tiempo común de un hombre, de cómo vive esa experiencia que a todos nos llegara en algún momento, en qué piensa en esos últimos minutos que le quedan.

Dentro de la historia se plantean dos situaciones de la vida que instintivamente captan mi atención, la primera de ellas, la muerte. “tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún” esta pequeña cita del cuento en sí misma la considero como una reflexión entre lo que es la muerte y la vida, ese dilema del día donde se culmina la existencia de cada ser sobre, las cosas que tal vez le quedaron faltando por vivir y hacer.
La segunda situación que me atrapo fue el hecho de que todos los días somos personas diferentes “Nada, nada ha cambiado. Solo él es distinto.”  Siempre he considerado y creído fielmente que cada día es un día de transformación y de cambio, no siempre ni para bien ni para mal, pero cambio; así sea por la más simple cosa de la vida, porque aprendiste una palabra nueva, porque cocinaste o porque diste un beso, un abrazo a alguien diferente, por cualquier cosa, nos transformamos sutilmente cada día; la casa, las sillas, la ropa, eso no cambias, por lo menos no si no es por ti. Cambios y transformaciones que cada quien debe de responsabilizarse en convertirlas en algo positivo o negativo.

Palabras nuevas aprendidas

Chircas
Malvas silvestres
Cinto
Mortuorio



La muchacha


Pincho y penetro en los sutiles y suaves poros de su piel, blanca, tan blanca como el sol cuando se mira desde el espacio; la auxiliar de enfermería entro en un estado de estupefacción interna que sus ojos supieron revelar, seguramente se preguntaba qué tenía esa muchacha en sus manos, pero, solo disimulo como si no hubiese visto nada sorprendentemente raro y callo. Terminó tan rápido que la muchacha taciturna ella, apenas se percató. Fue más la demora y la espera que lo que me hicieron, dijo al salir del laboratorio; el reloj marcaba las 8:30 de la mañana, hubiese podido ir a clase, pensó.
Se veía torpe, todo se le caía y parecía estar nerviosa, pero no, ese no era su caso, simplemente era así enredada, como su cabello, tan rojo como sus labios, pero, enredado igual que ella.
Con sus uñas, a la mitad pintadas de azul, feas y con uñeros alrededor, se dispuso a recibir los resultados de los exámenes.
Hematología, titulaba el examen después de todo el encabezado de información personal, ya saben, nombre, edad, sexo y todas esas cosas que se omiten en la lectura. Hemoglobina, hematocrito, glóbulos blancos, neutrófilos, linfocitos, monocitos, y toda una columna extensa de nombres extraños, desconocidos y en su momento difícil de pronunciar para la muchacha, contenían la respuesta a lo que ella tenía.
Evidentemente esta muchacha no era ni enfermera, ni mucho menos médica, no tenía idea lo que en si significa esta información; solo sabía que ahí, estaba la respuesta a lo que necesitaba. Su hermana por su parte, que era enfermera, fue quien le tradujo, quien le dijo que se hiciera el examen incluso. Tenía solo unas cuantas cosas alteradas, pero en realidad tampoco tanto. El examen no demostraba lo que en la vida real estaba pasándole.  
Se sentían los huesos partidos y el cráneo perforado; los ojos dolorosos y la cara deprimente. Se le habían perdido las ganas de respirar, de existir; solo iban en aumento las ganas de odiarse y deprimirse y es que, era típico en ella, cuando se enfermaba fuese lo que fuese, lo más leve incluso, era razón suficiente para deprimirse siendo consciente de ello y de lo mal agradecida que era con lo que tenía, pero sobre todo con lo que era.
Solía ahogarse en un vaso de agua con cualquier situación de la vida cotidiana, nunca hacia cosas productivas, era lenta, lenta para absolutamente todo, se mantenía cansada y con sueño, a veces, muchas veces de mal aspecto, ojerosa, pero, siempre con mucho apetito, y siempre contando y atormentándose con la cantidad descomunada de calorías que consumía al día y que inmediatamente veía como se le notaba en su abdomen; sin embargo, ese ya no era su problema, ni siquiera las pecas ya lo eran; ahora si había un problema.
Toda su piel se mantenía perfecta, jamás sufría de nada, era suave, muy suave como la de un bebe, limpia, completamente limpia, blanca, muy blanca, con pecas, claro, pero solo en la cara, el resto era perfecta, pero, de un momento a otro casi sin darse cuenta, su piel, todo su cuerpo se llenó de puntitos diminutos, era como mirar una noche el cielo estrellado, a diferencia de que este paisaje no era ni romántico ni agradable, solo era repugnante. El espejo decía la verdad, ella estaba horrible, todo su cuerpo lo estaba.
 Ya había pasado casi una semana, la muchacha estaba preocupada. Y, ¿el examen?
Tenía una infección viral aguda, y, ¿ahora? Acetaminofén.


¡LA MUCHACHA!